Por fin quietas, sus manos morenas, un poco amoratadas,
destacan sobre las sábanas. Parece que se hubiera dormido casi sin darse
cuenta.Tengo que
aprovechar para limpiar. Cómo se pondría si viera este estropicio.
Ha llegado
hoy mal del trabajo. La crisis nos está
matando: apenas se vende, todo son deudas, nadie tiene un duro. Le habría preparado un baño calentito pero
esta mañana no me había dejado dinero ninguno y no pude llamar al butanero. Por eso se enfadó tanto.
Porque el agua estaba fría.
Míralo. Con este
aspecto de ángel resulta difícil imaginar lo bruto que se pone cuando se
enfada. Pero engaña.
Cuando lo conocí,
no imaginé que sería capaz de levantarme una mano así como lo hace. Claro, pero
tampoco habría dicho que yo encontraría el valor para matarlo. ¡Y con un martillo además! Ya ves, ¿quién me lo iba a decir a mí?
Aprovecho esta campaña contra la violencia de género para darle alas a este texto. Que es como es, que ni remotamente insinua que la violencia esté justificada, porque la violencia no debe correr en ninguno de los dos sentidos. Pero eso sí, que en nuestro mundo no haya NI UNA mujer MENOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario