Había
escrito cien veces “te quiero” con sus rotuladores de colores.
Veinte
veces en color verde porque el profesor hablaba de la clorofila el día que ella
se sentó a su lado.
Otras veinte en naranja por aquel paseo entre los árboles
del huerto cuando ella se interesó por sus amigos.
Veinte veces las había
escrito en azul por el día que pasaron en la playa y él descubrió la piel
morena que se escondía bajo su falda de lunares .
Veinte más en rojo por aquel
banco apartado en el que quiso besarla poco antes de que ella rompiera a llorar
desconsolada en sus brazos y él hubiera dado el mundo por saber cómo evitar
aquel dolor.
Y,
finalmente, veinte en negro cuando ella le aseguró que no debía preocuparse, que pasara
lo que pasara, ellos siempre, siempre, siempre seguirían siendo amigos y él escuchó
en su interior un ruido de cristales y notó que el corazón se le rompía en mil
pedazos.
Este texto, discreto y chiquitito, es uno de los dos que ha aparecido en la revista Todo Arte 2 de la pintora Guillermina Sánchez Oró. Os dejo el enlace para que podáis ver todos los contenidos de la revista y mi agradecimiento a Guillermina por contar conmigo, y con mi amigo Alfredo Zamora, en sus páginas. Muy orgullosa de compartirlas:
Un texto precioso y muy emotivo...
ResponderEliminarEnhorabuena por la publicación. Le echaré un vistado al resto.
Besicos, amiga.
¡Ah, y la foto estupenda, parece un corazón desintegrado!
Gracias por tus palabras, Mari Carmen. Es una luna, sí, un sueño haciéndose añicos
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